En el mundo empresarial y del servicio público y privado, una auditoría es un proceso legal bastante común, a través del cual se estudian las cifras internas de un empresa por personas externas, que revisan todos los documentos existentes a fin de hacer un diagnóstico y detectar irregularidades.
En un ambiente laboral una auditoría puede resultar estresante, pues altera el día a día y genera tensión ante los posibles resultados. Sin embargo, hay ciertas estrategias que pueden ayudar a que, más allá de algo molesto, una auditoría sea un momento de análisis interno, del que los resultados puedan servir para mejorar y evitar complicaciones futuras.
Organización
El hecho de que una empresa tenga organizados sus documentos y contabilidad, incluso sin tener una auditoría en puerta, puede ahorrar muchos dolores de cabeza y hasta permite detectar cuando algo no va bien.
En el momento en que los auditores acudan ya deben tenerse listos todos los papeles necesarios, pues a los miembros de la empresa a auditar les toca la responsabilidad de hacer el proceso más sencillo. De ese modo se evita la tensión y que justo en el momento todos entren en pánico por algún dato que no esté a la mano.
Evaluaciones internas constantes
Sin tener que estar esperando una auditoría, la empresa debería tener la capacidad y el sistema adecuado para hacer evaluaciones internas con constancia, llevar controles de la contabilidad y analizar la calidad con que se está trabajando.
Un auditoría sirve para detectar fallas, entonces si nos auditamos internamente de forma constante cuando llegue el momento los errores encontrados serán los menos.
Delegar responsabilidades
Para cualquier clase de organización siempre es importante dejar claras las tareas de cada persona, para que en el momento del trabajo no se transgredan obligaciones o se olviden asignaciones importantes.
Delegar responsabilidades significa que no todo el trabajo pesado debe caer en manos de una sola persona, sino que tiene que repartirse y todos los miembros merecen estar involucrados en el asunto.
Cuando hay una auditoría, es importante que cada parte sepa cuál es su papel y cómo es que debe cooperar en dicho proceso. También, entregar lo necesario y dejar a los auditores hacer su trabajo asegurará que todo sea más sencillo; “mucho ayuda el que no estorba”.
Adecuado manejo de la información interna
Aunque una auditoría es un proceso muy serio y hasta grave, no debe nunca esconderse a los miembros de la empresa. El hecho de que todas las partes estén enteradas y se involucren, desde los puestos más bajos hasta los directivos, permitirá que todos puedan cooperar desde sus propios sitios, y mejor aun que no lo entorpezcan con especulaciones absurdas.




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